
¿Cómo evitar las muletillas? Hace unos días Freixenet lanzó su tradicional anuncio navideño, pero acompañado esta vez con unas recomendaciones para superar con éxito el brindis de Navidad: el momento tan temido por tantas personas, que quieren evitar pasar un mal rato.
El comienzo suele ser desastroso: eh, bueno, yo… quería deciros… humm. Y la magia de la Navidad huye despavorida. ¿Qué podemos hacer? Lo primero: piensa antes qué puedes contar. Y lo segundo: elige qué palabras vas a utilizar, especialmente las primeras y las últimas.
Os voy a contar los tres trucos con los que evité, hace ya tiempo, las dichosas muletillas: imaginar el punto final, el consejo de mi profesor de Lengua, y el «3 en 1».
3 en 1, o lo complicado que es formar una frase inteligible
Sujeto+Verbo+Predicado. Y punto. No introduzcas frases subordinadas, que alarguen innecesariamente el final de tu frase. Una frase, una respiración. Punto. Otra frase y vuelta a respirar. No tengas miedo a las pausas: sirven para que quien te escucha pueda terminar de comprender lo que has dicho y se prepare para seguir tu relato.
Si es corta se puede retener, no cansa, es imaginable. En cambio, si introduces elementos subordinados es más complicado unir los elementos y se cae fácilmente en las muletillas con las que pretendes rellenar los huecos y ganar tiempo para buscar la siguiente palabra.
Habla como lees (¡es sencillísimo!)
En 4º de EGB -cuando tenía entre 9 y 10 años-, tuve un profesor de Lengua que organizaba torneos de comprensión lectora. Recuerdo perfectamente sus consejos: «No leáis palabra a palabra sino frase a frase». Con esto quería enseñarnos a mirar la frase completa y, antes de terminar de leerla en voz alta, ver la siguiente frase.
Así hay que hablar: en la imaginación debes tener, al menos, el comienzo de la siguiente frase: el sujeto, el verbo y el predicado. La continuación del relato. De esta manera se evitan las muletillas porque ya sabes lo que sigue.
La curva de inflexión y el punto final
El verbo es el elemento que expresa e implica una acción. Por tanto es la parte de la frase que debemos expresar con mayor intensidad -con mayor o menor volumen que el resto, en función del clima que queramos suscitar-.
Imagínate la frase como una curva de inflexión, en la que el verbo se sitúa en el punto superior. Y de ahí, cae por el predicado hasta el punto que cierra la frase. Cuando digas la frase visualiza el punto final como un punto enorme, insalvable. Ya verás como pararás y evitarás las muletillas finales.
Espero que os resulte útil, en primera persona (¡ánimo!) u observando al «elegido» de esta Nochebuena. ¡Feliz Navidad!
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